Perforaciones en alta mar 101
Una mirada a cómo funcionan las perforaciones en busca de petróleo y gas en los océanos, y por qué es hora de que pasen a la historia.
Las perforaciones en alta mar son un negocio arriesgado. Puede tener consecuencias devastadoras para los océanos y las comunidades costeras. También es caro. Pero las empresas de combustibles fósiles están dispuestas a pagar el precio de acceder a las reservas potencialmente grandes bajo el lecho marino, y aunque los Estados Unidos avanzan hacia un futuro de energía limpia, grandes franjas de nuestras aguas federales siguen a la venta para ellos.
Hasta que no dejemos de sacrificar las aguas públicas para los combustibles fósiles, seguiremos viendo vertidos de petróleo que devastan los ecosistemas y las comunidades costeras, actividades de exploración que dañan la vida silvestre y la aceleración de nuestra crisis climática.
Esto es lo que hay que saber sobre las perforaciones marinas y por qué lo último que necesitamos son nuevos arrendamientos de petróleo y gas.
¿Qué es la perforación en alta mar?
En pocas palabras, la perforación en alta mar es el proceso de perforar el fondo del océano para acceder a las cavidades de petróleo y gas que se encuentran debajo. Alrededor del 14,6 por ciento del petróleo crudo y el 2,3 por ciento del gas en los Estados Unidos se produjeron en perforaciones marinas en 2022. Todo el proceso consta de varias fases y, debido al entorno oceánico excepcionalmente exigente, la construcción de un yacimiento puede llevar varios años y cientos de millones de dólares para completar.
Arrendamiento
En los Estados Unidos, las aguas costeras pertenecen técnicamente al público. Por ello, antes de emprender cualquier otra acción, las empresas de combustibles fósiles deben arrendar parcelas del océano al gobierno. Una vez efectuada la compra, la empresa (o arrendatario) puede explorar los yacimientos del fondo marino. Algunas empresas se aferran a su arrendamiento durante años antes de explorar o explotar la zona, mientras tanto estas esperan el momento más lucrativo para perforar o trabajar para obtener acceso a la infraestructura que necesitan.
La administración Biden ha anunciado tres importantes ventas de arrendamientos en el Golfo de México entre 2024 y 2029. Más información sobre estas ventas—y sus numerosos problemas—a continuación.
Exploración
El siguiente paso es encontrar las reservas de petróleo y gas dentro de la zona arrendada. Las pruebas sísmicas, uno de los métodos más utilizados por las empresas para buscar estas reservas, consisten en disparar una serie de cañones de aire que se remolcan detrás de los barcos por grandes franjas del océano. Los cañones de aire emiten fuertes estampidos en el agua cada 10 segundos, y los ecos que devuelven proporcionan un esbozo de lo que hay bajo el lecho marino. Piense en cómo un murciélago utiliza la ecolocalización para encontrar a su presa, pero imagine que el murciélago utiliza una bocina de aire.
Perforación y extracción
Una vez se encuentra el petróleo o el gas, las empresas de combustibles fósiles utilizan unidades móviles de perforación en alta mar (MODU por sus siglas en inglés) para excavar un pozo. Existen distintos tipos de MODU, a menudo denominadas plataformas petrolíferas, en función de la profundidad del yacimiento, las condiciones meteorológicas típicas y otros factores. Algunas se fijan al fondo marino con cables, hormigón y anclajes, mientras que otras flotan en la superficie. Estas plataformas pueden almacenar equipos sobre el agua, y algunas incluso proporcionan dormitorios a los trabajadores de la plataforma, que llegan al lugar en helicóptero. El primer pozo petrolífero en alta mar se construyó en 1897, y las primeras explotaciones se llevaron a cabo en aguas de menos de 300 pies de profundidad, mientras que hoy en día los pozos se construyen hasta a 2 millas de profundidad.
Producción
Una vez construido un pozo viable, el petróleo o el gas se extrae de los pozos y se lleva a plataformas de producción (que pueden formar parte de esta MODU o ser independientes) para su almacenamiento y procesamiento, y luego se transporta a la costa por oleoductos para su distribución.
¿Cómo se regulan la perforación de alta mar?
Las fronteras políticas de los Estados Unidos se adentran 200 millas en el océano, en lo que se conoce como Zona Económica Exclusiva. En la mayoría de los estados, las aguas situadas a 3 millas náuticas (1 milla náutica = 1,15 millas terrestres regulares) de la costa están bajo jurisdicción estatal. Esto significa que los gobiernos estatales pueden hacer lo que les plazca con su zona costera: ampliar puertos, proteger zonas para la conservación y, sí, incluso vender contratos de arrendamiento a empresas de combustibles fósiles frente a la playa. Más allá de esa marca de 3 millas náuticas está la plataforma continental exterior (OCS por sus siglas en inglés), que cae bajo jurisdicción federal.
En virtud de la Ley de Tierras de la Plataforma Continental Exterior (OCSLA por sus siglas en inglés), aprobada en 1953, el Departamento de Interior de los Estados Unidos regula la exploración y explotación de la plataforma continental exterior, que gestiona a través de una subagencia, la Oficina de Administración de Energía Oceánica (BOEM por sus siglas en inglés). Esto incluye elaborar planes de arrendamiento de petróleo y gas cada cinco años y determinar qué zonas de nuestras aguas oceánicas están a la venta. Esto se conoce como el Programa Nacional de Arrendamiento de Petróleo y Gas en la Plataforma Continental Exterior, o Programa Quinquenal, para abreviar. Normalmente, los planes incluyen diez ventas, pero el BOEM puede elaborar un plan sin ventas requeridas.
Antes de cualquier venta, la BOEM debe publicar una propuesta y una declaración de impacto ambiental—teniendo en cuenta el efecto del arrendamiento en el medio ambiente y las comunidades—y, a continuación, organizar un periodo de comentarios para que cualquier miembro del público pueda hablar a favor o en contra de la propuesta (a menudo una oportunidad crucial para que las comunidades costeras expresen su oposición). Una vez que el BOEM publica su plan definitivo, debe ser aprobado por el Congreso. El plan quinquenal más reciente, finalizado bajo la presidencia de Barack Obama, expiró en junio de 2022.
Muchos cambios han ocurrido desde la aprobación inicial de la OCSLA, incluidas las importantes protecciones medioambientales aprobadas tras el vertido de petróleo en Santa Bárbara en 1969, uno de los peores vertidos de petróleo en aguas estadounidenses. La tragedia inspiró en parte el primer Día de la Tierra en 1970 e impulsó medidas legislativas para tratar de evitar futuros vertidos, como la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA por sus siglas en ingles), que obliga a los organismos federales a elaborar estudios ambientales detallados antes de emprender cualquier proyecto o política de envergadura. El Departamento de Interior también es responsable de mantener las normas de seguridad para proteger tanto a los trabajadores como al medio ambiente.
Aunque siguen produciéndose devastadores vertidos de petróleo, las empresas de combustibles fósiles quieren que haya más ventas de arrendamientos y menos normas de seguridad.
¿En los Estados Unidos dónde se perfora en alta mar?
Alaska
La explotación de petróleo y gas en alta mar en Alaska ha sido por mucho tiempo objeto de controversia entre legisladores, operadores petrolíferos y gasísticos, pueblos indígenas, pescadores y grupos ecologistas, que se debaten entre la explotación de los recursos en alta mar y la protección de hábitats prístinos y pesquerías rentables.
En los últimos años, las medidas ejecutivas y reglamentarias han limitado las zonas ofrecidas para el arrendamiento en estas aguas. En 2016, el presidente Barack Obama retiró permanentemente partes del océano Ártico (así como del océano Atlántico) de nuevos arrendamientos. Cuando el presidente Donald Trump trató más tarde de revocar esta decisión, el NRDC y sus socios impugnaron con éxito su acción ante los tribunales.
Afortunadamente, el calendario de venta de arrendamientos 2024-2029 del BOEM no incluye ninguna zona para arrendar cerca de Alaska. Además que el interés de la industria por explotar la región parece escaso. En la última venta de concesiones de Cook Inlet en diciembre de 2022—obligada por la Ley de Reducción de la Inflación—sólo hubo un licitador para un bloque, de los 193 que se ofrecían.
Costa del Pacífico
Impulsados por la defensa pública, las moratorias sobre nuevos arrendamientos federales en la costa del Pacífico se mantuvieron desde 1984 hasta 2008, cuando el presidente George W. Bush derogó la orden. Aun así, no ha habido nuevas ventas de arrendamientos desde entonces.
Golfo de México
La inmensa mayoría de los pozos federales de petróleo y gas en alta mar se encuentran en el Golfo de México, y representan el 97 por ciento de toda la producción de petróleo y gas en la Plataforma Continental Exterior. (Un área frente a la costa de Florida, así como las costas de Georgia y Carolina del Sur, está exenta de desarrollo, donde se mantiene una moratoria sobre la perforación en alta mar hasta al menos finales de 2032).
El Golfo de México sigue siendo un punto central para el desarrollo continuo de petróleo y gas, incluso a pesar de los riesgos para las comunidades locales y el ecosistema del Golfo. La Ley de Reducción de la Inflación obligó a realizar varias ventas de arrendamientos canceladas anteriormente (ventas de arrendamientos 257, 259 y 261) y el programa quinquenal del BOEM para 2024-2029 incluye otras tres ventas previstas en 2025, 2027 y 2029.
¿Cuáles son los impactos ambientales de las perforaciones en alta mar?
Explosiones sísmicas
Todas las fases de la perforación en alta mar tienen efectos perjudiciales. Empecemos por las pruebas sísmicas que utilizan las empresas de combustibles fósiles para encontrar reservas. Estas explosiones son los sonidos más fuertes producidos por el hombre en el océano—por encima de 250 decibelios—y pueden resonar por varios kilómetros en el agua. (Como referencia, la sirena de una ambulancia emite unos 160 decibelios.) Una denuncia presentada por el NRDC y sus socios detalla cómo los delfines, las ballenas y otros animales marinos que dependen del sonido para comunicarse, navegar, cazar y encontrar pareja se ven perjudicados por el ruido constante. Los sonidos explosivos suenan cada pocos segundos y pueden incluso ser letales a corta distancia.
Derrames de petróleo y fugas de gas
Desde el momento en que una empresa petrolera o de gas empieza a perforar, existe el riesgo de que se produzcan fugas. Y a pesar de la frecuencia y magnitud de los vertidos de petróleo en Estados Unidos, la tecnología de perforación sigue desarrollándose mucho más deprisa que la tecnología de seguridad, y el sector no ha hecho lo suficiente para reducir la probabilidad de futuros derrames. Estos sucesos causan estragos en la vida silvestre y las comunidades costeras, y un vertido lo bastante grande puede cambiar todo el ecosistema. Y aunque podemos tapar una fuga, es casi imposible recoger todo el petróleo vertido: toneladas de petróleo de vertidos anteriores permanecen en las profundidades del océano. Y, por supuesto, sería imposible recapturar los gases nocivos que escapan de pozos y tuberías.
En la historia reciente de los Estados Unidos se han producido varias catástrofes que han sido noticia (y muchas más que han pasado desapercibidas):
- En noviembre de 2023, la Guardia Costera de Estados Unidos informó de un vertido de crudo denominado "incidente MPOG11015", al sureste de Nueva Orleans. Los primeros equipos de respuesta estimaron que se trataba de 1,1 millones de galones.
- En 2021, una fuga en un gasoducto desencadenó un remolino de fuego en el Golfo, que fue apodado el “ojo de fuego”. Pemex, propietaria y operadora de la plataforma, tardó cinco horas en extinguirse.
- Ese mismo año, un oleoducto submarino vertió al menos 25.000 galones de crudo frente a la costa de Huntington Beach, California (también conocida como “Surf City USA”), lo que provocó una prohibición de pesca de dos meses que incluía 650 millas cuadradas de aguas marinas y 45 millas de costa. Se sospecha que un ancla de uno de los muchos buques de carga de la zona rompió la tubería.
- En dos ocasiones, en 2015 y 2018, en unas instalaciones de Fieldwood Energy en Luisiana, dos trabajadores permitieron intencionadamente que se derramara petróleo para evitar cierres obligatorios que habrían perjudicado las ganancias de la empresa. Se dice que los trabajadores de una de las plataformas de la empresa bromeaban diciendo que su lema era “sanos y salvos hasta que baje la producción”.
- Una explosión en la plataforma de perforación Deepwater Horizon en 2010 (conocida comúnmente como el desastre de BP) desencadenó el mayor vertido en alta mar en la historia de Estados Unidos. El accidente, en el que murieron 11 personas, se atribuye a fallos de ingeniería y errores humanos. El impacto ambiental de los 210 millones de galones de petróleo vertidos en el Golfo de México fue tremendo, con un millón de aves marinas muertas y 92.000 millas cuadradas de agua oceánica contaminada.
- En 2005, el huracán Katrina, seguido poco después por el huracán Rita, desencadenó una serie de derrames de petróleo de los que no se informó, ya que los esfuerzos de recuperación se centraron en la devastación de las comunidades terrestres. Según algunas estimaciones, los dos huracanes de categoría 5 dañaron más de 450 oleoductos y 100 plataformas de perforación en el Golfo.
- Los pozos submarinos propiedad de Taylor Energy, considerado el derrame de petróleo de más duración en la historia de Estados Unidos, han estado vertiéndose en el Golfo de México desde que resultaron dañados por el huracán Iván en 2004.
- En 1989, el barco petrolero Exxon Valdez chocó con un arrecife y vertió 11 millones de galones de petróleo en aguas de Alaska. Considerado el peor derrame en aguas estadounidenses hasta que se produjo el desastre de BP, se calcula que mató a 250.000 aves marinas, 2.800 nutrias y 250 águilas.
Pozos abandonados y huérfanos
Cuando un operador cierra un pozo, normalmente porque ya no es rentable, la empresa está obligada a retirar sus equipos y ayudar a restaurar la zona dañada por sus operaciones. Pero en realidad, esto no siempre ocurre. Muchos pozos abandonados (pozos inactivos con un propietario conocido) y huérfanos (pozos sin propietario responsable que se pueda encontrar) permanecen sin tapar y dejan escapar petróleo, metano y otros contaminantes a nuestros océanos y a la atmósfera todos los días. Los investigadores calculan que tapar adecuadamente los 28.232 pozos abandonados permanentemente en nuestras aguas federales, junto con los que están actualmente en uso, costaría unos 47 mil millones de dólares. Eso sin contar los pozos huérfanos y abandonados en aguas estatales.
Emisiones de gases de efecto invernadero
La quema de combustibles fósiles -ya procedan del fondo del océano, de una ladera o de tu comunidad—está provocando la crisis climática. Lo sabemos. Y sabemos que nuestra continua dependencia del petróleo y el gas para la electricidad, el transporte, la fabricación e incineración de plásticos y otros procesos industriales significa que se expulsaran más gases de efecto invernadero a nuestra atmósfera. Algunos estudios han demostrado que las emisiones de metano de las operaciones de petróleo y gas en alta mar son incluso mayores que las de la tierra.
¿Cuáles son las repercusiones económicas de las perforaciones en alta mar?
Costos de los vertidos de petróleo y las fugas de gas
Los derrames de petróleo y las fugas de gas perjudican a las operaciones pesqueras, la industria turística y otros negocios costeros. Por ejemplo, un año después de la catástrofe de BP en el Golfo de México, el sector pesquero comercial de la región registró pérdidas de 62 millones de dólares en el área de los muelles y el sector turístico presentó reclamaciones por pérdida de ingresos por valor de 1.5 mil millones de dólares. En total, ese año se pagaron más de 174.000 reclamos a particulares y empresas que sufrieron daños y costos relacionados con el derrame.
Costos de los impactos en la salud
Según un estudio publicado en Environmental Research, los efectos de la industria de los combustibles fósiles en la calidad del aire cuestan a Estados Unidos unos 77 mil millones de dólares al año — y contribuyen a cientos de miles de muertes prematuras. Los problemas respiratorios, cardiovasculares y otras enfermedades graves afectan no sólo a los trabajadores de las instalaciones petrolíferas y de gas en alta mar, sino también a los residentes cercanos. Debido a un legado de racismo ambiental e injusticia económica en el emplazamiento de estas instalaciones, las comunidades perjudicadas por estas emisiones tóxicas son desproporcionadamente personas de bajos ingresos y personas de color.
El programa del BOEM ha ignorado hasta ahora los impactos de justicia ambiental del arrendamiento en las comunidades de la Costa del Golfo y su cálculo actual no tiene en cuenta el aumento de los riesgos de cáncer y afecciones cardiovasculares y respiratorias, así como el mayor riesgo de contaminación del aire y las aguas subterráneas en las comunidades que rodean las refinerías.
Costos del cambio climático
En 2023, las principales compañias petroleras, Chevron, Exxon y Shell, continuaron su racha de grandes beneficios anuales, con un total de 76.6 mil millones de dólares. Esos beneficios contrastan con los datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés), que muestran que los desastres meteorológicos extremos costaron a los Estados Unidos casi 93 mil millones de dólares ese mismo año. Es probable que este precio — que incluye daños materiales, cosechas e infraestructuras, pero no tiene en cuenta los daños para la salud — esté subestimado. Se prevé que en las próximas décadas se intensifiquen los fenómenos meteorológicos extremos y otros efectos del cambio climático (que, una vez más, se debe a la quema de combustibles fósiles).
Según un informe publicado por el NRDC y sus socios, encontró que los estadounidenses pagan colectivamente cada año unos 820.000 millones de dólares en daños a la salud física y mental derivados de fenómenos relacionados con el cambio climático. Entre ellos se incluyen situaciones de emergencia como el estrés térmico, una mayor exposición a la contaminación atmosférica y al humo de los incendios forestales, y brotes de enfermedades infecciosas. Además, necesitamos gastar miles de millones de dólares para construir infraestructuras resistentes si queremos adaptarnos con éxito al cambio climático.
¿Por qué los nuevos arrendamientos de petróleo y gas son una mala idea?
Incluso cuando los precios de la energía continúan en aumento, la perforación en busca de más petróleo y gas en tierra o en nuestras aguas costeras no reducirá los precios del gas. Esto se debe a que la producción de petróleo estadounidense no fija el precio del gas, sino que depende de las fluctuaciones del mercado mundial del petróleo.
Cuando el gobierno federal establece los programas quinquenales de arrendamiento e incluye nuevas ventas de arrendamiento, este bloquea la infraestructura de combustibles fósiles y la contaminación climática para los próximos años. Debido al largo proceso de producción, el petróleo y el gas de los nuevos arrendamientos no suelen llegar al mercado hasta pasados al menos cinco años. Después, gran parte de este combustible se exporta a países donde las empresas pueden obtener mayores beneficios.
Por último, ¿por qué deberíamos abrir más aguas públicas a la perforación cuando la industria de los combustibles fósiles ya está asentada en 11 millones de acres previamente arrendados a ellos, tres cuartas partes de los cuales siguen sin utilizarse? Según un informe encargado por el NRDC, incluso sin nuevos arrendamientos, la tasa de producción de petróleo del país se mantendrá estable hasta 2035. Mientras tanto, se espera que la revolución de las energías limpias y los vehículos eléctricos reduzca la demanda de combustibles fósiles en los próximos años.
El no continuar las perforaciones en alta mar es también una cuestión de justicia ambiental. Las actuales políticas oceánicas favorables a las perforaciones han dejado a las comunidades costeras—especialmente a las comunidades pobres y de color—expuestas a los efectos negativos para la salud del desarrollo petroquímico, así como a la nociva contaminación portuaria y a los impactos del cambio climático, como el aumento del nivel del mar y la intensificación de las tormentas. En 2022, el Foro de Justicia Oceánica (Ocean Justice Forum) reunió a organizaciones comunitarias y nacionales sin ánimo de lucro de todo los Estados Unidos, entre ellas el NRDC, para definir cómo debe ser la equidad y la justicia social en la política oceánica. En su plataforma, el grupo concluye que la justicia oceánica requiere responsabilidad, representación equitativa en la toma de decisiones y dotación de recursos a las comunidades para la conservación y la adaptación al clima. Insta a los responsables políticos a poner fin al apoyo de los contribuyentes a las perforaciones de petróleo y gas en alta mar, y a promover en su lugar una economía que sostenga el océano y las comunidades que dependen de él, alimentada por energías renovables de origen justo. En 2023, la Casa Blanca publicó la primera Estrategia de Justicia Oceánica de Estados Unidos, basada en su compromiso con la justicia medioambiental y extendiéndola al océano.
¿Cómo detenemos la perforación en alta mar?
El actual programa quinquenal para 2024‒2029 se finalizó bajo la administración Biden en diciembre de 2023. Aunque el plan incluía un récord bajo de ventas de arrendamientos—tres, todos en el Golfo de México—sigue poniendo las aguas públicas en manos de la industria de los combustibles fósiles. Antes de la publicación del plan, los ciudadanos, incluidas las comunidades indígenas y de primera línea, presentaron poderosos testimonios contra la venta de arrendamientos. Se presentaron formalmente más de 900.000 comentarios públicos en contra, y 200 organizaciones firmaron una carta pidiendo al gobierno de Biden que detuviera la entrega de aguas públicas.
El NRDC y nuestros socios han demandado tres ventas en el último programa quinquenal por sus repercusiones en la salud de los seres humanos, el medio ambiente y el cambio climático. Y estamos impugnando de nuevo el actual programa quinquenal.
El BOEM puede y debe cancelar estas ventas de concesiones en alta mar — sobre todo porque, con nuestras reservas actuales y la producción existente, no necesitamos nuevas concesiones de petróleo y gas en alta mar para satisfacer las necesidades energéticas actuales. En las ventas que se realicen, el BOEM puede aplicar salvaguardias para proteger el medio ambiente marino y las especies en peligro de extinción, y asegurarse de que los promotores compensen al público por los riesgos de la explotación de petróleo y gas. En los próximos años, el BOEM puede y debe publicar programas quinquenales sin nuevas ventas de arrendamientos.
No sólo el poder ejecutivo puede detener las perforaciones innecesarias y destructivas en alta mar. El Congreso también tiene ese poder. Los legisladores han presentado legislación para prohibir las perforaciones en alta mar en todos los Congresos desde el desastre de BP, pero sin éxito. Por ejemplo, la Ley de Protección de los Océanos de la Costa Oeste, que pretende prohibir permanentemente las perforaciones frente a las costas de California, Oregón y Washington.
Además de la legislación federal, los Estados también pueden prohibir las perforaciones en sus costas. Nueva Jersey, Oregón y Virginia han promulgado prohibiciones y, desde 2021, California, Connecticut, Florida, Hawái, Massachusetts y Carolina del Sur también han presentado proyectos de ley en este sentido. Asi muestran la creciente resistencia bipartidista a la perforación en alta mar.
Realmente, una de las mejores formas de protegernos permanentemente de la volatilidad del mercado mundial del petróleo y de luchar contra el cambio climático es acelerar la transición a fuentes de energía limpias con mayores inversiones en nuestra red eléctrica, avances en la tecnología de las baterías y la electrificación, y políticas de apoyo estatales y federales. Para 2050, se proyecta que las energías renovables suministren el 44 por ciento de la electricidad del país, y que la solar y la eólica sean las responsables de la mayor parte del crecimiento. Además, hay un enorme potencial sin explotar de energía eólica terrestre y marina, que el NRDC trabaja para asegurar que minimice el impacto sobre el ambiente marino. Continuamos el avance hacia un futuro sin emisiones, pero para conseguirlo debemos detener los nuevos arrendamientos de combustibles fósiles en nuestras tierras federales y en nuestros océanos para llegar allí.
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