La guía para la compra de marisco y pescado sostenible
Cinco maneras de tener en cuenta el medio ambiente al comprar pescado y marisco.
La industria pesquera está en problemas. Aunque el pescado es una parte fundamental de la dieta de miles de millones de personas—y aunque este sector sigue siendo parte fundamental de las economías de las naciones costeras de todo el mundo—las estadísticas son sombrías. Una legislación pesquera inadecuada, la escasa aplicación de la ley en alta mar y las complejas y oscuras cadenas de suministro de muchos productos del mar han provocado que, según las estimaciones, un tercio de las capturas anuales mundiales se realizan de forma ilegal. Todos estos factores contribuyen a la sobrepesca y hacen que hoy en día se considere que sólo el 66 por ciento de las poblaciones de peces marinos existen en niveles biológicamente sostenibles. Durante los últimos 50 años, la pesca ha sido la principal causa de pérdida de biodiversidad marina en el océano, lo que contribuye a la crisis mundial de biodiversidad.
El cambio climático también está afectando a la pesca: a medida que nuestro océano se calienta rápidamente, las poblaciones de peces de nuestras costas se desplazan a aguas más frías, disminuyen su productividad y se enfrentan a olas de calor marinas más frecuentes y a otros problemas ambientales. La acidificación del océano, que se intensifica a medida que los océanos absorben más dióxido de carbono, es una amenaza directa para la supervivencia del marisco y degrada los arrecifes de coral que proporcionan un hábitat esencial. Por otra parte, los efectos de la crisis de los residuos plásticos también ha afectado a la vida marina.
Afortunadamente, los compradores tienen cada vez más en cuenta la sostenibilidad a la hora de adquirir productos del mar. Además de que los Estados Unidos sigue siendo el líder mundial en pesca sostenible. Pero, a veces, cuando se busca en la pescadería o en el menú de la cena, las opciones pueden resultar abrumadoras. Así que, para ayudarte a elegir lo mejor, ten en cuenta estos cinco consejos.
Compra marisco capturado en los Estados Unidos para apoyar una gestión pesquera sólida.
Dadas las numerosas amenazas a nuestros océanos, los consumidores deberían hacer todo lo posible por comprar pescado capturado de manera sostenible en aguas estadounidenses. Un buen punto de partida es consultar el Seafood Watch del Acuario de la Bahía de Monterrey.
¿Por qué elegir mariscos capturados localmente en lugar de importados? Hasta el 32 por ciento de las importaciones vendidas en Estados Unidos—casi 2.400 mil millones de dólares solo en 2019—se capturan mediante pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). Este problema global complejo frustra la gestión legítima de la pesca e impulsa la sobrepesca, poniendo en peligro la salud de muchas poblaciones de peces. Otros problemas son las capturas accidentales (la captura involuntaria de otras especies marinas, como delfines y tortugas, en las redes de pesca), así como los métodos de captura destructivos, como la pesca de arrastre de fondo, que pueden devastar los corales de aguas profundas, los campos de esponjas y otros hábitats y habitantes únicos del fondo oceánico. La captura incidental de ballenas, delfines y otros mamíferos marinos a escala mundial es la principal causa del declive de los mamíferos marinos, ya que cada año mata o hiere gravemente a más de 650.000 animales. Según la Ley de Protección de Mamíferos Marinos, las pesquerías extranjeras deben cumplir las normas estrictas estadounidenses sobre capturas accesorias, un hecho que, según los defensores de la fauna silvestre, nuestro gobierno debe tomarse más en serio y que los consumidores preocupados pueden abordar al rechazar el marisco importado.
Estos problemas no sólo amenazan la salud de los océanos, sino que pueden desestabilizar las economías y aumentar los conflictos internacionales, precisamente porque esta industria lucrativa elude a las autoridades con frecuencia y facilidad. La pesca INDNR también está directamente relacionada con el trabajo forzado y los abusos de los derechos humanos en el mar y en la cadena de suministro de productos del mar. Como uno de los principales mercados de productos del mar, Estados Unidos tiene la capacidad de influir en el cambio. Pero aún queda mucho por hacer para crear un programa eficaz de trazabilidad de los productos del mar estadounidenses, incluida la ampliación del Programa de Seguimiento de las Importaciones de Productos del Mar, supervisado por el Servicio Nacional de Pesquerías Marinas de la NOAA (por sus siglas en inglés), que es una herramienta crucial para ayudar a combatir la pesca INDNR y los abusos laborales en el mar.
Otro problema relacionado con el pescado importado es la falta de regulaciones en algunas piscifactorías extranjeras, donde los peces pueden estar expuestos a antibióticos y productos químicos peligrosos (muchos de los cuales están prohibidos en Estados Unidos). ¿La clave? La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) sólo inspecciona alrededor del 2 por ciento de todo el marisco que proviene del extranjero.
Por supuesto, no todas las pesquerías estadounidenses se gestionan de forma sustentable ni garantizan adecuadamente la salud general de los ecosistemas oceánicos. Una prueba de ello es el continuo declive de las ballenas francas del Atlántico Norte, que se encuentran en peligro de extinción, las cuales se enredan en las líneas de langosta por lo que esto representa una de las principales amenazas. Sin embargo, la principal ley de pesca del país, la Ley Magnuson-Stevens, ha desempeñado un papel fundamental en la contención de la sobrepesca y en la recuperación de docenas de poblaciones de peces en aguas estadounidenses, antaño agotadas.
Diversificar para evitar la sobrepesca.
Año tras año, los estadounidenses optan predominantemente por los mismos cinco tipos de mariscos: camarones, salmón, atún en conserva, tilapia y abadejo. Cada uno conlleva sus propias preocupaciones, pero una demanda tan elevada de sólo un puñado de especies acuáticas puede provocar sobrepesca, métodos de captura nocivos, destrucción del hábitat y uso excesivo de antibióticos en el caso de los peces de piscifactoría. (Este riesgo no se aplica a todos los peces de piscifactoría; las piscifactorías en mar abierto tienden a ser las peores infractoras en lo que se refiere al uso de antibióticos y contaminantes).
Mientras tanto, las aguas oceánicas protegidas de las costas estadounidenses están repletas de cientos de especies deliciosas y abundantes en la actualidad, como mejillones, ostras, pescado de roca y besugo. Si elegimos comer estas especies poco apreciadas, podemos minimizar los daños y ayudar a que las pesquerías estadounidenses sigan recuperándose. Incluso diferentes variedades de algas comestibles, que tienen el potencial de absorber el dióxido de carbono del océano y están disponibles secas en muchos mercados, pueden proporcionar ese sabor salado y sabroso que los amantes del marisco anhelan.
Opta por pequeñas ideas para mantener el océano limpio.
El mercurio es una neurotoxina peligrosa que puede alterar la función cerebral y dañar el sistema nervioso. Las altas concentraciones de este contaminante (cuyo origen se remonta a las emisiones de las centrales eléctricas de carbón) tanto en los depredadores oceánicos, como el atún y el pez espada, como en los peces de agua dulce, como la lubina y la trucha, ponen a los consumidores en riesgo de sufrir efectos adversos para la salud. Es especialmente amenazante para las mujeres embarazadas y los niños pequeños. Como regla general, los mariscos más pequeños—como las sardinas, las vieiras y los calamares—contienen menos mercurio que los de mayor tamaño, como el atún y el pez espada.
¿Porqué es eso? La contaminación por mercurio (al igual que otras partículas peligrosas, como los microplásticos) se deposita en el fondo marino y es absorbido por los organismos que viven o se alimentan de los sedimentos del fondo. Estos compuestos no se digieren, sino que se acumulan en el interior de los animales que los ingieren. A medida que pasan por la cadena alimentaria, se concentran cada vez más, un proceso conocido como biomagnificación. Así, cuando un atún se come un montón de anchoas, está acumulando el mercurio de todas esas anchoas en su propio cuerpo.
Esta práctica tabla elaborada por la FDA, que analiza el mercurio del pescado, y la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU. (EPA por sus siglas en inglés), que determina los niveles de mercurio que considera seguros para las mujeres en edad fértil, te ayudará a saber qué pescados son más seguros que otros a la hora de evitar el mercurio.
Consume pescado y marisco local.
Has oído hablar de “de la granja a la mesa” pero ¿y de "del barco a la mesa”? Las pesquerías sostenidas por la comunidad (PSC)—siguen el modelo de los programas agrícolas sostenidos por la comunidad, en los que los clientes pagan por recibir una parte periódica de la cosecha de un agricultor—son cada vez más populares. Unirse a una pesquería comunitaria es una forma excelente de saber exactamente de dónde procede el pescado, quién lo ha pescado y cómo. (Los pescadores sustentables a pequeña escala suelen emplear métodos de captura de menor impacto, como anzuelo y sedal o nasas y trampas). Estos programas contribuyen a reforzar las economías pesqueras regionales al tiempo que aumentan la demanda de productos del mar locales y sustentables. Algunos, como los criadores de ostras y algas, contribuyen incluso a aumentar la resistencia climática de las aguas locales. Visita localcatch.org para encontrar una PSC en tu zona.
Supervisa las capturas de entornos silvestres y de las piscifactorías.
Si no puedes adherirte a una PSC, compra tu marisco a minoristas y restaurantes de confianza. Ciertas empresas han establecido normas más estrictas para el marisco que venden en sus establecimientos, y muchas se han comprometido a crear planes sustentables a largo plazo para el marisco.
Simplemente al preguntar si una tienda o restaurante ofrece marisco sustentable, puede contribuir a aumentar la demanda de pescado capturado o criado de forma responsable con el medio ambiente. Este vídeo del programa Seafood Watch del Acuario de la Bahía de Monterey explica por qué son importantes estas preguntas.
Algunas tiendas utilizan etiquetas que ayudan a tomar decisiones éticas a la hora de comprar. Además de las recomendaciones de “mejor opción” de Seafood Watch, merece la pena prestar atención a los programas de certificación del Aquaculture Stewardship Council, que evalúa las prácticas de acuicultura en la piscicultura responsable, y Fair Trade USA, que se centra en las condiciones laborales y otras repercusiones sociales para los trabajadores de la industria del mar.
Sin embargo, hay que tener cuidado con el lavado verde, donde las industrias crean la apariencia de prácticas respetuosas con el medio ambiente para los consumidores sin hacer realmente el trabajo. Para saber cómo detectar las diferencias entre las certificaciones legítimas y las etiquetas sin sentido en el supermercado y más allá, consulta nuestra guía sobre el lavado verde.
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