Por qué el Congreso debe aprobar la Ley Climática

La Ley de Reducción de la Inflación de 2022 es la acción climática más fuerte del Congreso hasta ahora, en el momento en que más la necesitamos.
Parque solar Turrill de DTE Energy en Lapeer, Michigan
Credit: Mark Graf/Alamy

La Ley de Reducción de la Inflación de 2022 es la acción climática más fuerte del Congreso hasta ahora, en el momento en que más la necesitamos.

ACTUALIZACIÓN: El 12 de agosto de 2022, la Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó la acción climática más fuerte de la historia. Este proyecto de ley debe ser un comienzo, no un final. Seguiremos trabajando para acabar con nuestra dependencia de los combustibles fósiles, canalizar las inversiones hacia las comunidades que más lo necesitan y luchar contra los intentos de debilitar las salvaguardias de sentido común de las que dependen nuestras familias para prosperar y desarrollarse. El presidente Joe Biden y su equipo deben aprovechar este impulso, sacar el máximo partido a estas nuevas herramientas y seguir avanzando en el progreso climático que tanto necesitamos. Lea más en mi declaración aquí.


Los demócratas del Senado desvelaron un proyecto el miércoles 27 de julio un proyecto de ley que proporciona $369.000 mil millones de dólares en inversiones estratégicas para hacer frente a la crisis climática de una manera que fortalecerá la economía, reducirá los costos para nuestras familias y proporcionará importantes inversiones para las comunidades sobrecargadas.

Hasta ahora, esta es  la acción climática más fuerte del Congreso, en el momento en que más la necesitamos. Ayudará a crear cientos de miles de puestos de trabajo, estimulará la innovación en energías limpias y reforzará la fabricación nacional. Posicionará a los trabajadores y a las empresas del país para que tengan éxito en el cambio global hacia la energía limpia. Y hará que el país sea más seguro, al reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles que permiten a los petro-estados belicosos a atacar a sus vecinos.

Este proyecto de ley es una victoria para nuestras familias, nuestra economía y nuestro futuro.

El Congreso debe aprobarlo sin demora.

Aquí están las respuestas a 10 preguntas claves sobre el proyecto de ley.

¿De qué se trata?

Formalmente llamada Ley de Reducción de la Inflación de 2022, el paquete es el resultado de meses de negociaciones entre los demócratas del Senado. Contiene $369 mil millones de dólares, a lo largo de 10 años, en inversiones en energía, clima y justicia, y $64 mil millones de dólares para reducir los costos de los medicamentos recetados a los consumidores y ampliar de otro modo las prestaciones sanitarias de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio de 2010.

Estas disposiciones se pagan con creces gracias a los $739 mil millones de dólares de ingresos que el proyecto de ley recaudará, de nuevo, a lo largo de 10 años mediante la reforma de la forma en que el gobierno paga los medicamentos recetados, la mejora de la recaudación del Servicio de Impuestos Internos y la garantía de que las empresas rentables paguen su parte justa.

En conjunto, el proyecto de ley recortará el gasto del déficit federal en más de $300 mil millones de dólares a lo largo de la próxima década, según estiman sus promotores. La medida se denomina proyecto de ley de reconciliación presupuestaria, lo que significa que puede aprobarse en el Senado con una mayoría de 51 votos, en lugar de los 60 que requiere la mayoría de la legislación para evitar ser obstaculizada. La votación podría tener lugar la semana que viene.  El Senado debería aprobarlo sin demora y enviarlo a la Cámara de Representantes para que allí sea aprobado rápidamente.

¿Qué significa esto para el cambio climático?

Se trata de la acción climática más contundente del Congreso en el momento en que más la necesitamos.

Millones de estadounidenses viven bajo avisos o alertas de calor, expuestos a un calor extremo que afecta desproporcionadamente a poblaciones vulnerables como los ancianos, los trabajadores agrícolas y las comunidades Negras.

El Oeste está atravesando su peor sequía en 1.200 años. Los dos mayores embalses del país están vacíos en sus tres cuartas partes. Inundaciones catastróficas cerraron Yellowstone el mes pasado, y al menos ocho personas han muerto en inundaciones récord en Kentucky esta semana.

El calor extremo amenaza la salud de los trabajadores de la construcción, las granjas, las carreteras y otros lugares al aire libre. Y la sequía y el calor extremo han afectado a las cosechas y han ocasionado un aumento de los precios de los cultivos y el ganado del centro del país. Este mes, el ganado fue arrojado a un vertedero de Kansas después de que miles de ejemplares murieran a causa del calor. La sequía y el calor extremo amenazan la salud de los trabajadores al aire libre y afectan a los rendimientos de los cultivos del centro del país, desde el trigo y el maíz hasta los tomates y frijoles.

Los incendios forestales han quemado este año suficiente terreno —casi el doble de la media anual —para cubrir el estado de Nueva Jersey, lo que ha amenazado hasta las secuoyas gigantes de Yosemite y ha quemado suficiente terreno sólo en Alaska para cubrir el estado de Connecticut.

Todo esto empeorará, nos dice la ciencia, a menos que reduzcamos la peligrosa contaminación por carbono y otros gases de efecto invernadero al menos a la mitad para 2030.

Una vez promulgada, esta legislación nos permitirá reducir esas emisiones hasta en un 40 por ciento, en comparación con los niveles de 2005, para 2030.

Una estación de carga de vehículos eléctricos en Los Ángeles
Credit: Citizen of the Planet/Education Images/Universal Images Group via Getty Images

¿Cómo reduce el proyecto de ley las emisiones?

Proporciona decenas de miles de millones de dólares en incentivos fiscales para limpiar la mayor fuente industrial de contaminación por carbono: las centrales eléctricas que queman carbón y gas, que representan el 25 por ciento de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del país.

El proyecto de ley incluye fuertes incentivos fiscales para ampliar el uso de la energía eólica y solar. Estas fuentes renovables proporcionaron alrededor del 12 por ciento de la generación de electricidad de Estados Unidos en 2021. Esta cifra se ha cuadruplicado desde 2011, cuando el coste de la energía solar se redujo en un 90 por ciento y el de la energía eólica en un 70 por ciento. Este proyecto de ley acelerará ese crecimiento.

También incluye fondos para ayudar a reducir la huella de carbono de los edificios comerciales y de las industrias pesadas como la del acero, la química y la del cemento. Proporciona fondos  para ayudar a los propietarios de viviendas a comprar aparatos de alta eficiencia energética, como las bombas de calor.

El proyecto de ley ofrece un crédito fiscal de hasta $7.500 dólares por coche para ayudar a poner los vehículos eléctricos —nuevos y usados— al alcance de los conductores de ingresos bajos y medios, y así ahorrar decenas de millones de galones de gasolina y gasóleo cada día para 2030. También proporciona más de $15 mil millones de dólares para que el gobierno federal pueda comprar materiales industriales con bajas emisiones de carbono y tecnologías limpias como los vehículos eléctricos para el servicio de correos de los Estados Unidos.

También hay ayudas para las comunidades rurales: Más de $20 mil millones de dólares se destinarán a ayudar a los agricultores y a los propietarios de tierras a adaptarse al cambio climático y a formar parte de la solución climática mediante la promoción de prácticas que, si se hacen bien, ayudarán a los agricultores a hacer lo que siempre han querido hacer: luchar contra el cambio climático utilizando prácticas tradicionales y poco químicas. En conjunto, estas y otras medidas reducirán drásticamente la huella de carbono del país.

¿Por qué es importante?

Estados Unidos es el mayor emisor de contaminación acumulada por carbono del mundo a lo largo del tiempo. Actualmente es el segundo país, después de China, en emisiones anuales. Tenemos la obligación de reducir esa contaminación climática en nuestro país y ayudar a liderar el mundo en la reducción de las emisiones globales que ya han calentado el planeta en 1,1 grados Celsius (2 grados Fahrenheit).

Para 2030, de hecho, debemos reducir esta contaminación climática en casa y en el extranjero al menos a la mitad, nos dice la ciencia, para limitar el calentamiento global a no más de 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit). Los científicos advierten que un calentamiento superior a ese nivel desencadenaría tormentas catastróficas, inundaciones, incendios forestales y otras consecuencias climáticas peligrosas y costosas.

Es por eso que el presidente Biden se ha comprometido a reducir los gases de efecto invernadero de Estados Unidos entre un 50 y un 52 por ciento por debajo de los niveles de 2005, para 2030. La promulgación de esta legislación nos llevará a recorrer un largo camino para alcanzar ese objetivo.

Un asistente examina un mapa de los progresos de la energía eólica marina durante la reunión regional 2022 de la Mid-Atlantic Sea Grant celebrada en Ocean City (Maryland).
Credit: Aileen Devlin/Virginia Sea Grant, CC BY-ND 4.0

¿Qué más debe hacer Washington para alcanzar este objetivo?

El presidente Biden debe asegurarse de que nuestro gobierno forme parte de la solución del clima, no del problema. Eso significa utilizar la autoridad estatutaria bien establecida que el presidente ya tiene para redactar nuevas normas que ayuden a limpiar nuestros coches, camiones y centrales eléctricas sucias; hacer que nuestros hogares y lugares de trabajo sean más eficientes; reducir las emisiones de metano; proteger a los trabajadores del calor peligroso; salvaguardar el Tongass y otros bosques primarios críticos que absorben y almacenan el carbono de la atmósfera; y mantener a los inversores informados sobre el riesgo climático de las empresas. Significa poner en práctica la financiación bipartidista de las infraestructuras de manera que ayude a reducir nuestra huella de carbono y a hacer frente a la injusticia medioambiental. Y significa hacerlo de manera que ayude a proteger a las comunidades más vulnerables de la contaminación y de los fenómenos meteorológicos extremos.

Si se hace bien, junto con el paquete de conciliación, este enfoque global nos situará en la senda de la reducción de emisiones necesaria para hacer frente a la crisis climática.

¿Qué contiene este proyecto de ley para promover la justicia climática?

El cambio climático y la creciente desigualdad son crisis interconectadas. Las comunidades de bajos ingresos y las personas de color sufren de forma desproporcionada la producción y el uso de combustibles fósiles, así como los crecientes costes y los peligros cada vez mayores de la crisis climática. El coste de la transición a la energía limpia no debe sobrecargar a los que menos pueden permitírselo.

Los líderes de la comunidad de justicia ambiental han expresado con razón su preocupación por las disposiciones de este proyecto de ley que apoyan la perforación en alta mar, la energía nuclear, la tala en tierras públicas, ciertos tipos de desarrollo de hidrógeno, y una serie de otras operaciones industriales que afectan desproporcionadamente a las comunidades de bajos ingresos y a las personas de color. Hay que trabajar para resolver estas importantes preocupaciones.

Este proyecto de ley ayuda a crear las oportunidades que se necesitan urgentemente para que las comunidades históricamente sobrecargadas participen y compartan los beneficios manifiestos para la salud, la economía y el medio ambiente de la inversión en energía limpia. Del total de las inversiones en energía del proyecto de ley, nada menos que 60 mil millones de dólares se destinan a las comunidades de bajos ingresos y a las personas de color. Se trata de fondos para acelerar las inversiones en energías limpias, mejorar la eficiencia energética y la resistencia climática de las viviendas asequibles, y volver a conectar a las comunidades separadas por la construcción de carreteras equivocadas de hace décadas. Incluye dinero para el control de la contaminación atmosférica y la compra de equipos de carga eléctrica en los puertos, así como de autobuses escolares y camiones de bajas emisiones.

Este proyecto de ley incluye 27 mil millones de dólares en el acelerador de energía limpia y otros 3 mil millones de dólares en subvenciones en bloque para la justicia ambiental y climática, con el fin de apoyar una mayor participación de la comunidad en la planificación y ejecución de proyectos transformadores de desarrollo comunitario y justicia ambiental en comunidades desinvertidas.

El proyecto de ley proporciona los recursos que pueden permitir a estas comunidades trazar el rumbo hacia un futuro más justo, equitativo y sostenible. Son estas voces de primera línea las que más importan para garantizar que la forma en que respondemos a la crisis climática pueda centrar la justicia en las comunidades marginadas.

Contratistas colocando tuberías en la instalación solar térmica Crescent Dunes, propiedad de SolarReserve, en Tonapah, Nevada.
Credit: Dennis Schroeder/NREL, 61334

¿Cómo reducirá este proyecto de ley la inflación?

Reducirá el déficit federal al reducir los costos energéticos mediante el aumento del suministro de energía -incluida la energía renovable y limpia- y ahorrando dinero a nuestras familias y empresas.

El proyecto de ley reducirá el gasto del déficit federal en al menos 300 mil millones durante la próxima década, según estiman los autores. Esto, explican los economistas, ayuda a contener la inflación.

El proyecto de ley incluye más de 9 mil millones en reembolsos directos, además de créditos fiscales para los consumidores, para ayudar a los propietarios de viviendas a pagar los paneles solares de los tejados, las bombas de calor, los calentadores de agua eléctricos y los electrodomésticos de alta eficiencia energética y las modificaciones  de las viviendas. La energía limpia producida por el viento y el sol es más barata en la mayor parte del país que la electricidad generada a partir de combustibles fósiles.

Todo eso significa  ahorros reales: 8 por ciento, en promedio, en las facturas de electricidad de los hogares para 2030, y más de 13 mil millones de dólares en ahorros para los operadores de edificios comerciales entre ahora y 2060.

Además, la reducción de los costos energéticos para las empresas supone un menor costo para los consumidores. Y, finalmente, los vehículos eléctricos funcionan actualmente, por término medio, con el equivalente a la gasolina de un dólar por galón. Con menos viajes costosos a la gasolinera, la demanda de petróleo disminuirá, haciendo bajar los precios en los surtidores.

¿Cómo fortalecerá esta legislación la economía?

El proyecto de ley incluye más de 60 mil millones para apoyar la producción nacional de turbinas eólicas, paneles solares y el equipo del que dependen para funcionar, así como coches eléctricos, baterías avanzadas y otros componentes en toda la cadena de suministro de energía limpia. Aumenta el apoyo a la investigación y el desarrollo, el germen de la innovación en energías limpias. Y, al promover la eficiencia y la producción de energía limpia, ayudará a que nuestros trabajadores y empresas sean más competitivos en el mercado global.

La inversión estratégica en este proyecto de ley ayudará a crear cientos de miles de puestos de trabajo de alta calidad, basándose en un sector de energía limpia que emplea a más de 3 millones de personas en todo el país. Se trata de puestos de trabajo en todos los rincones del país, que pagan un 25 por ciento más, en promedio, que el salario promedio, y que tienen más probabilidades de incluir asistencia sanitaria y prestaciones de jubilación que el sector privado en general.

En total, la energía limpia atraerá unos 30 billones en inversiones mundiales de aquí a 2040. Es la jugada económica de nuestra vida. La creación de una base de fabricación nacional para las tecnologías de energía limpia para el futuro garantiza que los trabajadores y las empresas estadounidenses salgan ganando en el sorteo de la energía limpia mundial.

Por último, cuando reducimos nuestra dependencia de los combustibles fósiles, tanto en casa como en el extranjero, fortalecemos nuestra nación y hacemos que nuestro país sea más seguro al disminuir nuestra dependencia de los combustibles que llenan los cofres de guerra de los petroestados beligerantes, que utilizan el dinero del petróleo y el gas para financiar la agresión contra sus vecinos.

¿Qué es lo más preocupante de este proyecto de ley?

Este no es el proyecto de ley sobre el clima que hubiéramos redactado. Es hora de romper, no de profundizar, nuestra dependencia de los combustibles fósiles y todo el daño y el peligro que traen.

Y ciertamente es lamentable ver que el desarrollo de las energías renovables en tierras públicas y aguas oceánicas federales se entremezcla artificialmente con nuevos y agresivos mandatos de arrendamiento de petróleo y gas. No tiene sentido ralentizar el progreso de las energías renovables mientras se nos condena a depender durante décadas de los combustibles fósiles que están provocando la crisis climática. Al mismo tiempo, no podemos perder de vista el impacto más amplio de esta legislación, como paquete.

¿Cuál es el resultado final?

Desde el punto de vista del clima, este conjunto de leyes situará al país en una posición de reducir la contaminación por carbono y otras emisiones de gases de efecto invernadero al menos en un 40 por ciento, por debajo de los niveles de 2005, para 2030.  Aquí está el desglose.

Los primeros análisis del NRDC muestran que este paquete, una vez promulgado, podría reducir las emisiones en aproximadamente 10 puntos porcentuales. Las emisiones de Estados Unidos ya se han reducido en un 17 por ciento desde 2005. Se espera que las reducciones adicionales lleguen al 30 por ciento a finales de esta década, debido a las políticas estatales y federales existentes y a la mejora de la economía de la energía y los vehículos limpios.

En conjunto, esto significa que la aprobación de este proyecto de ley sitúa al país en condiciones de lograr al menos una reducción del 40 por ciento, por debajo de los niveles de 2005, para 2030. Las acciones futuras, como las nuevas reglas, normas y políticas a nivel federal y estatal, podrían basarse en este éxito y ayudarnos a alcanzar el objetivo de reducción del 50 al 52 por ciento establecido por la administración Biden.

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